lunes, 24 de octubre de 2011

Lengua y religion

La lengua Kolew, perteneciente al tronco hokano, familia yumana, ha sido remplazada en su mayoría por la lengua española, como una necesidad para relacionarse en una sociedad ajena a sus pautas culturales, por lo que la comunidad indígena Kolew teniendo como lengua doméstica el "Kiliwa", son bilingües de español, sin embargo, sólo 10 de los casi 100 habitantes hablan la lengua, y solamente 5 la dominan.
Poco se sabe de la vida religiosa de estos grupos, aunque existen datos que revelan el culto a deidades ancestrales. Todos poseen una concepción animista del mundo, es decir, conciben que las cosas están dotadas de espíritu, particularmente los componentes naturales, por lo que honran con ritos propiciatorios; asimismo, consideran de suma importancia las celebraciones dedicadas a sus difuntos. Sobre los Kiliwa y sus prácticas religiosas la información disponible es mayor; veneran a la Luna como su dios principal, relacionándola con el origen de todo y cuya morada se señala en el mundo de los muertos; también honran a una deidad solar y cuatro divinidades menores, "los hermanos", representadas con figuras antropomorfas de madera. Las contadas festividades del santoral católico suelen celebrarse de acuerdo con su calendario ritual; por ejemplo, entre el cochimí y el cucapá, la fiesta dedicada a san Francisco —4 de octubre— está asociada con los ritos de fertilidad de la tierra.

martes, 18 de octubre de 2011

Los Kiliwas

Vive en el norte del estado mexicano de Baja California. El área en la que habitan los kiliwa abarca el valle de la Trinidad, que se localiza entre las sierras de San Miguel, San Pedro Mártir y el desierto de San Felipe. Su población étnica está compuesta por unas cuantas docenas de personas, de las que sólo una pequeña parte habla la lengua kiliwa.
Debido a las condiciones sumamente duras de la vida en el norte de Baja California, las generaciones más jóvenes de kiliwas han emigrado a las ciudades.
Es muy poco lo que se sabe de la época prehispánica de los pueblos que, como los kiliwa, habitaron en la península de Baja California. Se han encontrado algunos restos arqueológicos que permiten intuir que aprovechaban los recursos marinos y la escasa flora y fauna de la región para su subsistencia. Sin embargo, nada se sabe a ciencia cierta de su organización social o de sus vínculos con otros pueblos, como los oasisamericanos o los mesoamericanos.
Cuando los españoles llegaron a California y Nuevo México apenas unas cuantas líneas dedicaron sus cronistas al pueblo kiliwa, al que con frecuencia se confundió con los laymones y los cochimíes. Incluso, en su clasificación de las lenguas indígenas mexicanas, Manuel Orozco y Berra, en mitad del siglo XIX no distingue la lengua kiliwa. La campaña de evangelización entre los kiliwa (y en realidad, entre los pueblos californios, como los llamaron los españoles) tampoco tuvo una gran profundidad. Los jesuitas como Eusebio de Kino fracasaron, los franciscanos apenas dejaron rastros de su presencia en Baja California y los dominicos apenas tocaron tangencialmente a los kiliwa, desde las misiones asentadas en territorio paipai como Santa Catarina


Los kiliwas eran cazadores y recolectores. Vivían sobre todo de la recolección de los frutos de pitahaya y otras cactáceas que florecen en el desierto californiano. En las montañas que rodean su territorio tradicional cazaban venados y otras presas. Desde los inicios de la colonización del Valle de la Trinidad y sitios circunvecinos, los kiliwas también se incorporaron al trabajo de la ganadería como vaqueros de los colonos y después como grupo proletario. Tras la independencia, los kiliwa fueron despojados de sus tierras, aunque luego les fue restituida una porción de ellas.
La vestimenta tradicional ha sido sustituida por ropa que comúnmente se usa en las zonas urbanas de la frontera con Estados Unidos, a donde se supone que una parte de los kiliwa migra con frecuencia.
Actualmente, los kiliwas trabajan temporalmente con los grandes latifundistas, mismos que les han robado sus propias tierras.

La región es casi inhabitable, sin extensiones planas para cultivar y sin agua.

En general, los grupos indígenas pierden cada vez más las manifestaciones de su propia cultura, pues carecen de educación bilingüe y bicultural a excepción de los kiliwa, todos cuentan con escuela primaria atendida por uno y hasta tres maestros.



Su lengua parece estar emparentada con la familia hokana.